Hace unos meses leía en LinkedIn esta reflexión de Pedro Rojas

“La mayoría de los diseñadores se obsesionan con ser originales, cuando lo que importa ahora es ser útil”. 

En su día la compartí en Facebook y me ha dado pie a escribir este post que desde hace tiempo me rondaba la cabeza.  

Me rechinan algunos mensajes que se lanzan incitando a la disrupción como la vía más adecuada para ser originales, para ser únicos y el problema se agrava cuando hablamos de búsqueda de empleo y oportunidades.

La disrupción está sobrevalorada 

Como os digo, centro esta idea en las personas que buscan empleo, desde cualquier posición, y en los profesionales que gestionamos procesos de desarrollo profesional. 

Diferenciarse de los demás empleando estrategias disruptivas, entendiendo éstas por hacer cosas que no se han hecho antes ha funcionado en algunos casos, no conozco muchos, pero en otros ha hecho mucho daño y la disrupción se ha convertido en distrupción

En la Enripedia el significado de Distrupción es: proceso de cambio radical en busca de resultados positivos que tiene como consecuencia el abandono total de la propia esencia, que se gesta entre grandes dosis de ego  y mala educación y que no obtiene los resultados esperados porque carece de valor más allá del impacto inicial que causa la provocación”. 

En algunos casos, desde la marca personal, también se han lanzado mensajes en esta línea… para ser referente en mi sector “¿tengo que hacer cosas que no hacen ninguno de mis competidores, coopetidores o colegas de profesión?”  

El antídoto: convertirte en un profesional útil y necesario 

Volviendo a la reflexión de Pedro Rojas, me parece muy acertada y es muy aplicable cuando hablamos de establecer nuestra propuesta profesional
 
No nos comamos tanto el coco intentado hacer propuestas super mega disruptivas y que nos hagan únicos… pongamos más el foco en tener una propuesta profesional útil y necesaria

La forma más rentable de diferenciarse es ser útil y necesario para el cliente o la empresa, en este punto es donde deberíamos centrar nuestros esfuerzos y no en estridencias disruptivas que hacen mucho ruido y tienen poca chicha

Una ventaja competitiva: tu estilo 

En algún momento, podemos encontrarnos en la tesitura de que otros profesionales que aspiran a empresas o clientes con las que queremos trabajar también han identificado en qué pueden serles útiles, e incluso, son capaces de comunicarlo con solvencia

Aquí hago un inciso para contaros que, desde mi perspectiva, no abundan las personas que tengan claro en qué y para quién son útiles y que, para más inri, tengan la capacidad de comunicarlo con las palabras y por las vías adecuadas… pero dicho esto, haberlas haylas no os quepa duda. 

Como os decía, cuando se produzca este “empate técnico” hay algo que te hace de verdad único, diferente e inigualable: tu estilo, ese conjunto de rasgos peculiares que te caracterizan y que tienes que poner a trabajar a tu favor para convertirte en la opción elegida porque es de lo que se trata, es lo que realmente buscas… ¿no? 

Ya sabéis eso de que… orientadores hay muchos… pero con la voz aterciopelada y de Valverde, que yo conozca, sólo hay uno.

¿Os suena eso de que “olvidarán lo que hiciste pero no lo que les hiciste sentir”? Pues lo que le hagas sentir tendrá mucho que ver con tu estilo, con tu forma de hacer las cosas.

Disrupción si, gracias

Después de leer estas líneas podéis pensar que estoy en contra de la Disrupción… pero quiero terminar el post diciendo todo lo contrario. La disrupción, entendida como ruptura con lo anterior y comienzo de una nueva forma de hacer las cosas (que sea mejor, más eficiente o más productiva que la anterior) es muy necesaria y estoy totalmente a favor de las personas que son capaces de llevarla a cabo,con el grado de complejidad tan grande que conlleva. 

El problema es ese, que veo muy pocas personas disruptivas de verdad, veo mucho del adjetivo y poco del comportamiento con resultados positivos

Y lo más preocupante, veo a personas lanzando el mensaje a otras personas para que sean disruptivas en la búsqueda de oportunidades profesionales, olvidándose de lo más importante y dándole poca importancia en esa disrupción a la utilidad de su producto o servicio.

Puedes ser todo lo disruptivo que quieras pero recuerda que, al final, te contratarán porque lo que hagas aporte algún beneficio, mejora o ventaja competitiva a la organización o al cliente, con disrupción o sin ella.

Estas personas andan sueltas… que no nos hagan perder el foco y provoquen que la disrupción se convierta en distrupción.





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